Nicolás García, actual gobernador de Cundinamarca, propuso el pasado mes de mayo crear “centrales campesinas” como medida para descongestionar la Central de Abastos, teniendo en cuenta que este es uno de los principales focos de contagio de COVID-19 en el departamento. Esta iniciativa está incluida dentro del Plan de Desarrollo Departamental “Cundinamarca, región que progresa” por lo que no es coyuntural, sino que el impulso de la pandemia y la urgencia de medidas preventivas acelera la implementación de aquellos programas que, entre otros, buscan la descongestión de la movilidad en Bogotá, la reducción de costos para los campesinos y la descentralización y el crecimiento de ciudades intermedias, cercanas a Bogotá e importantes en el modelo de región que se empieza a configurar.
Es importante resaltar que esta propuesta podría impactar positivamente a los municipios agrícolas y a los campesinos directamente. La reducción de la distancia y la congestión de entrar a Bogotá significa sin duda una disminución en los costos para los pequeños productores, lo que llevaría, bajo una mirada poco profunda, al mejoramiento de sus condiciones de vida y en la producción misma. Para los municipios como Viotá y otros tantos en la provincia del Tequendama, cuya vocación agrícola es innegable, es una medida que mejoraría considerablemente las posibilidades de comercialización y transporte de la variada oferta en alimentos que se producen en sus territorios.
Se necesita todavía mucha planeación y estudios para determinar cuáles serán los municipios en los que se abrirán las “centrales campesinas cundinamarquesas” y cómo será la distribución de productos entre estas. Sin embargo, el hecho de que se encuentre plasmado en el Plan de Desarrollo Departamental hace que las administraciones de los municipios del resto de Cundinamarca empiecen a repensar desde ya la forma en la que articularán sus territorios para la coordinación con las centrales. Se requiere avanzar en la creación de un inventario agrícola para saber con qué se cuenta, entre otras medidas para promover y mejorar las condiciones del mundo rural.
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Para el caso de Viotá, lugar desde donde escribo, considero necesario que se descentralice el comercio de los productos del campo. Promover centros de acopio coordinados desde lo público en los centros urbanos de San Gabriel y Liberia es una medida que podría generar los mismos beneficios que, en principio, buscan las centrales campesinas. Disminuir los costos de transporte e intermediación sería lo principal, pero también el fortalecimiento de dichos lugares como fuentes de desarrollo para el municipio. Además, se lograría la coordinación con el gobierno de Cundinamarca.
Son bastantes los beneficios que se podrían conseguir a nivel departamental y municipal con estas medidas de descentralización. Sin embargo, para que funcione como modelo de desarrollo, es necesario que su implementación esté acompañada de políticas públicas que permitan el desarrollo integral de las comunidades. Puestos de salud, apoyo real a pequeños productores, regular a los intermediarios, son medidas necesarias. No es únicamente con bodegas o bases militares (como se piensa desde el gobierno central) como se consigue el bienestar de los territorios.
Felipe Vargas Puentes – Politólogo
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